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CRYSOL - Material para la sesión del 15 de marzo

Reaprender a leer y comenzar a escuchar 

 

El capitalismo digital está desforestando nuestra imaginación a marcha forzada. Por eso preservar las formas de lectura y escucha vigentes hasta hace unos años se ha vuelto una tarea política de primer orden. En ese contexto de desintegración cultural, la organización de seminarios sobre Teoría Crítica durante los últimos seis meses ha despertado en nosotros la necesidad de reflexionar sobre la forma y las condiciones de la propia actividad.

Proponemos entonces una pausa en el estudio de Dialéctica de la Ilustración para reflexionar juntos sobre la crisis de la lectura y la escucha a partir de las siguientes preguntas:

 

Lectura

 

1.¿Cómo leemos hoy? 

 

2. ¿Qué dificultades experimentamos ante la lectura y cómo tratamos de resolverlas?

 

3. ¿Cómo afecta la socialización de la lectura del seminario a nuestra concentración y comprensión?

 

Escucha

 

1.¿Es necesaria una predisposición específica para escuchar al otro?

 

2. ¿En qué sentido afecta la industria cultural al bloqueo de la escucha?

 

3. ¿Qué aptitudes y principios deberíamos cultivar para afianzar una escucha real?

 

 

Se leerán, al final de la sesión, los fragmentos 19 y 85 de Mínima Moralia, de Theodor W. Adorno:

 

19

No llamar

 

Por ahora, la tecnificación hace a los gestos precisos y adustos, y, con ellos, a los hombres. Desaloja de los ademanes toda demora, todo cuidado, toda civilidad para subordinarlos a las exigencias implacables y como ahistóricas de las cosas. Así es como, pongamos por caso, llega a olvidarse cómo cerrar una puerta de forma suave, cuidadosa y completa. Las de los automóviles y las neveras hay que cerrarlas de golpe; otras tienen la tendencia a cerrarse solas, habituando así a los que entran a la indelicadeza de no mirar detrás de sí, de no fijarse en el interior de la casa que los recibe. No se puede juzgar imparcialmente al nuevo tipo humano sin la conciencia del efecto que incesantemente producen en él, hasta en sus más ocultas inervaciones, las cosas de su entorno. ¿Qué significa para el sujeto que ya no existan ventanas con hojas que puedan abrirse, sino sólo cristales que simplemente se deslizan; que no existan sigilosos picaportes, sino pomos giratorios; que no exista ningún vestíbulo, ningún umbral frente a la calle, ni muros rodeando a los jardines? ¿Y a qué conductores no les ha llevado la fuerza de su motor a la tentación de arrollar a todo bicho callejero, transeúntes, niños o ciclistas? En los movimientos que las máquinas exigen de los que las utilizan está ya lo violento, lo brutal y el constante atropello de los maltratos fascistas. De la extinción de la experiencia no es poco culpable el hecho de que las cosas, bajo la ley de su pura utilidad, adquieran una forma que limita el trato con ellas al mero manejo sin tolerar el menor margen, ya sea de libertad de acción, ya de independencia de la cosa, que pueda subsistir como germen de experiencia porque no pueda ser consumido en el momento de la acción.

 

85

Examen

 

Al que, como se dice, se atiene a la praxis, al que tiene intereses que perseguir y planes que realizar, las personas con las que entra en contacto automáticamente se le convierten en amigos o enemigos. Y como consecuencia, al poner la atención en el modo como se adecuan a sus propósitos, las reduce de antemano a objetos: utilizables los unos, obstaculizadores los otros. Toda opinión discrepante aparece en el sistema de referencia de los fines ya propuestos, sin el cual no puede hablarse de praxis, como molesta oposición, como sabotaje, como intriga; y toda adhesión, aunque provenga del interés más vulgar, se convierte en estímulo, en utilidad, en credencial para la coalición. De este modo se produce un empobrecimiento en las relaciones entre las personas: la capacidad para ver a éstas como tales y no como una función de la propia voluntad, pero sobre todo la capacidad de una oposición fecunda, la posibilidad de superarse a sí mismo mediante la asunción de lo contrario, se atrofian. En su lugar se instala un conocimiento de los hombres basado en juicios para el que, a la postre, el mejor es el menos malo y el peor no lo es tanto. Pero esta reacción, esquema de toda administración y de toda «política personal», por sí sola tiende ya, antes que toda formación política de la voluntad y toda fijación de rótulos excluyentes, al fascismo.
Quien hace del juicio sobre las aptitudes un asunto personal, ve a los enjuiciados, por una especie de necesidad tecnológica, como de los suyos o de los otros, como individuos de su especie o de otra, como sus cómplices o sus víctimas. La mirada fijamente inquisidora, hechizadora y hechizada, que caracteriza a todos los caudillos del terror tiene su modelo en la mirada evaluadora del manager que señala al aspirante su puesto —cuyo rostro se ilumina de una forma que inexorablemente se apagará en la claridad de la utilidad práctica o en la oscuridad y el descrédito de la ineptitud. El fin último es el examen médico presidido por la alternativa: o admisión o eliminación. La frase del Nuevo Testamento: «Quien no está conmigo está contra mí» ha estado desde siempre escrita en el corazón del antisemitismo. Una nota fundamental de la dominación consiste en remitir al campo enemigo a todo aquel que, por cuestión de simple diferencia, no se identifica con ella: no sin razón es el término catolicismo una palabra griega para la latina totalidad— que los nacionalsocialistas han hecho realidad. Significa hacer equivaler lo diferente, ya sea por «desviación», ya sea por raza, a lo adverso. Con ello ha alcanzado el nacionalsocialismo la conciencia histórica de sí mismo. Carl Schmitt definió la esencia de lo político directamente mediante las categorías de amigo y enemigo. La progresión hacia esta conciencia implica la regresión hacia la conducta del niño, que o se halla a gusto o siente miedo. La reducción a priori a la relación amigo-enemigo es uno de los fenómenos primordiales de la nueva antropología. La libertad consiste no en elegir entre blanco y negro, sino en escapar de toda alternativa preestablecida.