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¿Por qué en España no se crean más empresas? Una pista: es jodidamente difícil.

 

Hace algo más de dos años que cree mi propia empresa. Desde entonces todavía no ha pasado una semana en la que la administración no me haya solicitado algún nuevo documento. Traducción: llevo una ingente cantidad de jornadas laborales invertidas en rellenar formularios y entregarlos en diferentes oficinas públicas repartidas por todo Madrid. Formularios que no aportan ninguna información nueva a los 103 formularios entregados anteriormente.

 

Al final el estado siempre pregunta por la razón social y el CIF tres o cuatro veces por documento y alguna cosa más. Lo malo no es eso, lo malo es que no hay trámite en el que no haya que pasear el formulario en procesión por todas las dependencias que el estado tiene en tu provincia y/o comunidad autónoma.

 

La última sí que es buena. Ahora hay que apuntarse al sistema RED, algo así como la nueva red social de la Seguridad Social, sólo que sin el juego de la granja. Se supone que con este nuevo sistema el Estado va a ahorrar una barbaridad, los funcionarios van a trabajar mucho más y las empresas van a llevar a cabo todas sus gestiones a través del ciberespacio.

 

Ya podemos despedirnos del "Vuelva usted mañana". O casi, porque hay un pequeño inconveniente. Y es que hay que superar varias pruebas de destreza:

 

  • 1) Pedir código por internet para verificar la identidad del administrador de la sociedad
  • 2) Ir con el código al Registro Mercantil a obtener un papel
  • 3) Entregar el papel en la Agencia Tributaria para así conseguir la firma digital
  • 4) Solicitar el certificado "Sircom" o algo así en la Seguridad Social
  • 5) Rellenarlo y entregarlo conjuntamente con los formularios:
  • 5.1) TA.101/1 D
  • 5.2) TA.102 D
  • 5.3) FR.104
  • 6) Realización de pasos adicionales todavía por descubir

 

Eso sí, he de reconocer que algunos de los formularios pueden ser descargados de internet, siempre y cuando tengas Windows e Internet Explorer, claro.

 

Y es obligatorio, oiga.

 

Y es que me da la sensación de que en los 36 años que lleva en cartel la última obra de este teatro, han cambiado muy pocas cosas:

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