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Maryam Namazie [ex-musulmana de origen iraní] es una activista de los derechos humanos, comentarista y locutora. Es portavoz de  'Iran Solidarity' (Solidaridad con Irán) y 'One Law for All' (Una ley para todos). Fue seleccionada como una de las 45 mujeres mas influyentes del año 2007 por la revista Elle Quebec, y fue galardonada Secularista del Año 2005 por la 'National Secular Society'.

Enlace al artículo original en inglés publicado en The Guardian ► http://www.theguardian.com/commentisfree/2015/oct/13/islamism

Por qué hablo claro en contra del islamismo

Maryam Namazie, The Guardian, Octubre 2015

--- "Para aquellos que han comprado la narrativa islamista, no hay movimientos sociales y políticos, política de clase, disidentes, defensores de los derechos de las mujeres, socialistas - simplemente 'musulmanes' homogeneizados"  ----

Aunque inicialmente la 'Unión de Estudiantes de la Universidad de Warwick' decidió prohibirme hablar sobre el islam y el islamismo en el campus -como invitada de la ‘Sociedad de Ateos, Secularistas y Humanistas de Warwick’- su posterior decisión de retractarse ha sido ampliamente celebrada como una pequeña victoria a favor de la libertad de expresión. Pero también ha irritado a los islamistas y sus defensores.

Históricamente, la crítica a la religión ha sido un aspecto fundamental de la libertad de expresión y está intrínsecamente vinculada con el anticlericalismo y el desmantelamiento de lo que se considera tabú y sagrado por los guardianes del poder. Tal crítica ha sido clave para el progreso social. También es una cuestión de vida o muerte para muchas personas que viven bajo dominio islámico, como en aquellas áreas donde Isis ha tomado el poder, Arabia Saudita, o en Irán donde la crítica de la religión y el estado son análogos. En esos lugares, cualquier cosa desde exigir igualdad para la mujer o derechos sindicales, a condenar la yihad sexual y la "revolución cultural islámica" (que prohibió libros y “purificó” la educación superior) puede acarrear la detención, el encarcelamiento e incluso la pena de muerte.

Cuando los islamistas no están en el poder, pero tienen influencia - incluyo a Reino Unido, aquí - los críticos se enfrentan a acusaciones de racismo e islamofobia para desviar la indignación legítima contra el islamismo, que considero una máquina de matar y una red de alcance global. Blogueros ateos han sido muertos a machetazos por islamistas en Bangladesh, mientras que bloggers bangladesíes en Reino Unido han sido incluidos en listas de amenazados de muerte.

El etiquetado de esas críticas al islamismo tan necesarias como algo antisocial, o incluso peligroso, por los apologistas de izquierda contempla la disidencia a través de los ojos de los islamistas y no de los muchos que se niegan y se resisten. ¿Cómo si no, vamos a poder mostrar verdadera solidaridad con los que luchan contra las teocracias de las que hemos huido, si no es a través de la crítica? La lucha contra el islamismo y la necesidad de solidaridad internacional, aparentemente no entra en sus cálculos.

Incluso su "preocupación" paternalista por los musulmanes británicos es incoherente. Después de todo, ¿acaso no son también musulmanes muchos de los críticos del islamismo? De hecho, los musulmanes o los etiquetados como tales, son a menudo las primeras víctimas del islamismo y están a la vanguardia de la resistencia. Además, no todo el mundo en lo que se conoce como la "comunidad musulmana" es un musulmán, e incluso si lo son, la religión no es la única característica que los define. Por otra parte, el auge del islamismo ha traído consigo un aumento correspondiente en las reivindicaciones por el ateísmo, el laicismo y la liberación de la mujer.

En su esencia, se trata de una lucha mundial entre los teócratas y la derecha religiosa, por un lado, y los secularistas y los que luchan por la justicia social, por otro. Es una lucha que tiene lugar dentro de las comunidades y a través de ellas y las fronteras. No obstante, la "preocupación" de esta "izquierda", sólo abarca al "auténtico musulmán", que para ellos es el islamista. Se ha convertido en su recurrente eslogan para desviar toda crítica, confundiendo de forma deshonesta la condena al islamismo con la demonización de los musulmanes ordinarios, con el fin de justificar ponerse del lado de la derecha religiosa a expensas de los disidentes. De hecho, confundir los musulmanes ordinarios con los islamistas no hace nada para desafiar la intolerancia contra los musulmanes pero en realidad refuerza.

En su visión del mundo "anticolonialista" - que coincide sorprendentemente con la de las clases dominantes en el "mundo islámico" o "comunidad musulmana"- los disidentes son o bien "informantes nativos" o gente que contribuye a la "demonización de los musulmanes".

Para aquellos que han comprado la narrativa islamista, no hay movimientos sociales y políticos, política de clase, disidentes, defensores de los derechos de las mujeres, socialistas - simplemente "musulmanes" homogeneizados (entiéndase islamistas) que se enfrentan a la "intimidación" y la "discriminación" si un mujer ex-musulmana da una charla en un campus universitario.

Esta política de traición termina por negar el universalismo, y ve los derechos, la igualdad y el laicismo como algo "occidental", lo que justifica la supresión de las mujeres, los apóstatas y los blasfemos bajo la guisa del respeto por otras "culturas" - imputando a innumerables personas los elementos más reaccionarios de la cultura y la religión, propios de la derecha religiosa. De acuerdo con este punto de vista, el opresor es víctima, los oprimidos "incitan al odio", y cualquier crítica es intolerancia.

Irónicamente, estos "izquierdistas" posmodernistas tienen un conjunto de políticas progresistas para sí mismos (quieren con razón el matrimonio homosexual, igualdad para la mujer y el derecho a criticar al Papa y la derecha cristiana) y otro conjunto para nosotros. Sólo estamos autorizados a hacer demandas dentro de los límites del Islam y las políticas identitarias, y sólo después de haber tomado nota del "desequilibrio del poder". (Por cierto, una mujer ex-musulmana migrante como yo es una minoría dentro de una minoría, pero ese "desequilibrio del poder" no les importa.)

El islamismo debe ser desafiado por una Ilustración, no por una Reforma. (Algunos podrían argumentar que el ISIS es la reforma del Islam). Para ello, el derecho a criticar a las religiones y a la derecha religiosa (incluyendo la derecha cristiana, derecha budista, derecha hindú y derecha judía) es crucial, como lo es la solidaridad internacional y una defensa inequívoca de los derechos de los migrantes, el secularismo, la igualdad y la ciudadanía.

Los que se dedican a defender al islamismo se burlan de los valores tradicionales de la izquierda y son incapaces de luchar por la justicia social en múltiples frentes - éstos incluyen la lucha contra la derecha religiosa, el racismo y la xenofobia, el fascismo de todas las tendencias, las restricciones de los gobiernos a las libertades civiles, así como libertad de expresión.

Ahora es el momento de recuperar a la izquierda y los valores que representa para todos nosotros - independientemente de "comunidades", creencias y fronteras. En la era del ISIS, esta es una tarea y necesidad histórica.

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Traducción al español del artículo publicado en TheGuardian: http://www.theguardian.com/commentisfree/2015/oct/13/islamism

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